Prefacio

 Mi vida con mis padres biológicos realmente no la recuerdo muy bien. Las bonitas memorias de ella son pequeños destellos que de vez en cuando puedo evocar, provocando que sienta una calidez en mi pecho y que sonría, creyendo que ellos realmente me amaron alguna vez.

Es extraño cuando puedo recordarlos como un bonito recuerdo, cuando cada vez que los mencionan, en mi mente la cara de mi padre es borrosa y confusa; y el de mi madre es algo que me eriza la piel, causa que me duela el pecho y se me revuelva el estómago.

Por lo que me han contado y tengo recuerdo de ello, mi padre se llamaba Justin Ivanov y mi madre Jazmín Rosas, ambos eran Hexlights (brujos de la luz). Él era mayor que ella por 10 años y ella me tuvo a los 17. 

Se podría decir que su unión era estable y segura, los vecinos decían que parecían ser una pareja muy enamorada. Entonces, cuando tuve 4 años, mi padre murió cuando la carreta en la que iba de regreso a la ciudad después de un viaje de negocios (era comerciante) se fue a un acantilado y explotó. 

Su muerte afectó mucho a mi mamá, pero eso no fue lo que la llevó a convertirse en una alcohólica y alguien infeliz, sino el hecho de que en la carreta además de él, iba una bruja muy hermosa con quien varios habitantes lo vieron besándose y decirles que era su novia. 

La traición de mi padre fue lo que la desquició, y para no sufrir la humillación de que fue una bruja a quien le pusieron los cuernos; hizo todo lo posible para que los de su alrededor creyeran que él había muerto de una enfermedad e incluso logró que en su carta de defunción también se dijera eso. Además de eso, la falta de mi padre provocó que yo sufriera las consecuencias puesto que para mi mala suerte, el parecido que tenía con él era impresionante.

En el día ella se comportaba como una madre amorosa conmigo, pero en la noche, después de tomarse una gran botella completa de alkolo, solía insultarme y hacerme sentir muy mal.

—Estás maldito. Te pareces tanto a él, cuando crezcas ¡serás una escoria como él!— Siempre me lo decía con desprecio y odio en sus ojos. 

—No, mamá... No lo sele... — pronunciaba con los ojos llorosos. 

— ¡Oh, claro que sí! — se acercó a mí y jaló con fuerza mi cabello rubio haciendo que gritara de dolor. — Esa cara, esos ojos y ese cabello... ¡Cuando crezcas serás alguien atractivo, alguien por quien todo ser mágico babearía!¡Por lo que, tratarás de encontrar a la bruja más imbécil que esté dispuesta a hacer todo por ti, incluso matar si te lo pidiera; te juntarás con ella y cuando te canses, la dejarás con un niño de 4 años para ir a follarte a una zorra! 

Una vez que me decía todo lo que me quería decir, me mandaba a mi cuarto o me encerraba en una habitación oscura y estrecha, diciéndome que muriera ahí dentro o que hiciera algo para cambiarme el rostro, porque verme le dolía inmensamente. 

Siempre terminaba arrepintiéndose en la mañana por desquitar su dolor conmigo. Pidiéndome que la perdonara mientras lloraba, haciéndome prometer que sería un buen hijo, que sería el más perfecto de todos y que nunca la decepcionaría, porque si lo hacía, iba a dejar de quererme para siempre. 

Era un niño solamente, por lo que me esforzaba siempre al máximo para cumplir sus expectativas. Yo sólo quería que me amara como antes. Aunque nada de eso sirvió ya que al último terminaba recibiendo sus desprecios e insultos cuando estaba ebria. 

Entonces, esa noche llegó... 

Habían pasado dos días desde mi cumpleaños número 6. Estaba durmiendo cómodamente en mi cama mientras soñaba que estaba montando un dragón, y juntos viajábamos a lugares que ningún brujo había pisado todavía en Demerth. 

De hecho, fue ese el último buen sueño que tuve por un largo tiempo. 

De pronto desperté cuando el leve olor a humo llegó a mis fosas nasales. Lentamente abrí mi ojos y parpadeé para poder enfocar bien mi vista. De repente, cayó un rayo cerca de la casa siendo gracias a su luz que traspasó la ventana que había enfrente de mi cama, lo que avisó que pronto iba a llover e iluminó la habitación. 

Fue entonces que vi a mi madre parada a un lado de mi cama. Solté un pequeño grito por la impresión y rápidamente di dos palmadas para que mi lámpara (una bola mágica con una vela adentro) flotara y se encendiera. 

—Mamá... Me asustaste.— Le respondí tratando de controlar mi respiración agitada. 

Fui consciente que en una mano tenía una botella de alkolo y en otra un cuchillo. Su cabello rubio estaba desordenado, sus ojos cafés me miraban fríamente mientras que el maquillaje que se había puesto en los párpados se había corrido debido a que había roto en llanto por un buen rato. Su vestido liso color beige estaba manchado de lo creí que era un tipo de vino. 

Estaba ebria. 

— Mamá... ¿estás bien? — le pregunté con cautela. 

— ¿Bien? — sonrió como si le hubiera contado un chiste. — ¿Por qué preguntas algo tan estúpido? — arrastraba las palabras al hablar. — Si es tan claro que no lo estoy, desde que tu padre se largó. Él es el culpable de todo esto. De toda mi infelicidad y mi desgracia... De que ya no me sienta yo y que haya dejado de ser una buena madre para ti. No es que yo quiera hacerlo... Él me obligó. ¡Él me obligó! ¡Yo no quise nada de esto! — Tragué saliva, me ponía tan nervioso cuando decía ese tipo de cosas sin sentido. — Este vacío que siento por dentro ¡ya no lo soporto, es demasiado! ¡Quema y asfixia todo el tiempo, que ya no aguanto más! 

Y sin que lo esperaba, se enterró el cuchillo en su muñeca izquierda. Posiblemente cortando alguna vena, no lo sé, pero la sangre roja empezó a manchar su mano y el piso. 

—¡MAMÁ! ¡No hagas eso! ¡No!— grité desesperado, pero ella sólo se lo clavó ahora en el abdomen. Rápidamente me levanté de la cama y sujeté su mano, tratando que dejara de lastimarse con el cuchillo. — ¡No lo hagas! ¡No me dejes! 

Grité llorando.

¿Por qué estaba haciendo eso? ¿Por qué quería dejarme? Iba a quedar solo si se moría.

¿Es que no había hecho lo suficiente para ser un buen hijo? Hice todo lo que me pidió, traté de no molestarla la mayor parte del tiempo e incluso no dije nada cuando no me felicitó por mi cumpleaños... 

¿Qué había hecho mal? ¿Tan molesto era? ¿Esto era mi culpa?

—... No... me dejes...

Con su mano llena de sangre, acarició mi mejilla. — ¿Pero qué dices mi niño? No te voy a dejar... — Me sonrió con ternura. — No, no, no... Y tú tampoco porque me lo prometiste ¿no es así? Estarás conmigo para siempre. 

—Sí, mamá... Por siempre... 

— Ya lo sabía, mi hermoso hijo. Por eso te irás conmigo. 

Fue entonces que me empujó para que mi espalda cayera en el colchón, y sin pensarlo dos veces, dirigió el cuchillo hacia mí. No obstante, por reflejo me moví haciendo que lo clavara en una almohada. 

Me quería matar... ¿Por qué? 

—¡Hijo de la puta Luna! ¿Por qué te mueves? ¡¡¡Dijiste que estarías conmigo!!! — me tomó de mi cabello jalándolo con fuerza. 

—¡¡¡Mamá!!! ¡¡¡No!!! 

Quitó esa arma filosa de la almohada para intentar de nuevo enterrármela, pero clavé con fuerza mis uñas en su mano, de modo que dejó libre mi cabello. 

—¡¡¡Imbécil!!! ¡¡¡Ven aquí!!! ¡A dónde vas? ¡¡No te dejaré ir nunca!! 

Me alejé de la cama y rápidamente salí de la habitación para darme cuenta que las paredes y el techo se estaban quemando. Le había prendido fuego a la casa

Esto, no obstante, no me importó, ya que ella me estaba persiguiendo. Por lo que bajé rápidamente las escaleras mientras tapaba mi nariz con mi mano ya que el humo me hacía toser y que fuera difícil respirar. 

Ni siquiera me detuve cuando escuché un fuerte grito de su parte— después me enteré que se había doblado el pie de manera que rodeó en las últimas escaleras que le faltaban bajar;— sólo sé que el pavor que tenía fue el impulso para correr lejos de ella entre las llamas del fuego; y abrir la puerta principal aun si me quemé la mano al agarrar el pomo, y antes de que el techo de madera se cayera, aplastando a mi madre, yo logré salir de ahí. 

Las lágrimas salían sin parar mientras veía mi casa en llamas derrumbándose por completo al igual que mi interior. Me puse de rodillas en el pasto, llorando desconsoladamente mientras hacía presión con mis manos en mi pecho porque el dolor ahí era insoportable. 

—¡Mamááá!... ¿Por qué...? — sollocé. — ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué quisiste lastimarme? ¿Por qué te fuisteee...? — Se escuchó otro trueno y empezó a llover con fuerza; pero no importaba si me mojaba y me resfriaba... Ya nada importaba... Ya nada me quedaba... Nada. — ¿Es que nunca me amaste...? ¿Tan mal hijo fui? 

Los vecinos que vivían un poco alejados de la casa, llegaron corriendo y se acercaron a mi para preguntarme si estaba bien. Sin embargo, yo sólo lloraba y les decía que ella me había abandonado y que se había ido para siempre. 

Esa noche, fue la última vez que vi a mi mamá y siendo un niño que no tenía más familiares, la policía me mandó a un orfanato cuyo nombre era "Flora", que se encontraba a un día del pueblo donde había nacido. 

***

Creo que ando sensible, lloré al escribir esto😆🥺😞😭

Pronto el primer cap❤️

Gracias por leer :3

Continuación: 

☀️Parte 1☀️- DESPUÉS DEL OCASO

DESPUÉS DEL OCASO- ☀️Sipnosis☀️




Comentarios